Los ojos

Lo que más me gustaba de él eran los ojos. A ellos no los podía convencer de que actuaran como el personaje que había construido en tantos años de investigación en revistas y actitudes adoptadas de personas conocidas, ‘cultas y cool’. Todavía lo puedo oír diciendo frases que en el momento me cautivaron, y que después oí decir a personas que me presentó,  que para él eran mucho más que maestros- eran tutores de estilo de vida, expertos en etiqueta social y campanadas para despedirse en una reunión, gurús de qué decir, cómo, y cuándo, heterosexuales que sabían combinar corbatas, flores y texturas.

No se cuál sea su definición de patético, pero si fuera la mía, odiaría vivir. Las cosas que me parecieron excéntricas alguna vez, hoy me parecen de lo más ordinarias. Me cuesta trabajo pensar en su cara sin que se pierda en un mar de caras iguales, como un cardumen de peces grises nadando a favor de la corriente. Desde las caras que practicaba en el espejo, hasta las ganas de ser una diva sin que se notara el esfuerzo y sin tener que esconderlo, pasando por cada momento de narcisismo (que muchas veces vi desde afuera de la burbuja y sin guardarlo en la memoria específica traté de minimizar por su bien y el mío), hoy puedo afirmar que es la única persona de mi pasado que niego si se que no van a indagar. Me da auténtica pena.

Para ser quien trata de ser, desde mucho antes de que lo conociera, los ojos son lo único que no ha podido corromper. Es como si por su humedad natural no dejaran que él les pegara plastas de expresiones de modelos que trata de imitar; como el que admira en una Vogue, vestido de pies a cabeza con Burberry, mientras espera su cita para un manicure, que prefiere llamar ‘cuidado de uñas sin barniz’, deseando que fuera invierno para ponerse esa bufanda que le resalta el color miel del iris, o un corte de pelo que incluye un masaje capilar con aceites esenciales, pensando con los ojos cerrados que lo vale, cada segundo del proceso, mientras la mujer que lo aplica piensa que nunca lo había solicitado alguien con tan poco pelo.

Pero los ojos- me divierte verlos de cerca y sentir lo que sentía en Space Mountain, donde las luces en las paredes me hacían pensar que iba rapidísimo, y al ver el riel me daba cuenta de que iba a 15 km por hora. Hoy los ojos son las luces, y los recuerdos el riel. Esos ojos que trata de sumergir en el resto del fango, son lo único que me recuerda por qué después de conocerlo lo dejé quedarse más tiempo. En ellos veía a un niño que todavía era feliz, y no a un hombre que tiene que opacar a todos a su alrededor para brillar un poquito. Los ojos eran su única arma conmigo. Si llamaba la atención con el resto del cuerpo, o palabras fuertes, que se le daban tan bien, perdíamos contacto visual y perdía su oportunidad. Era cuando me decía ‘veme’ y se quedaba callado, que yo cambiaba de opinión.

No cambiaría ni una palabra, y hasta cierto punto disfruto retorcerme de pena y sonreír cada vez que me acuerdo de él. Negarlo se está convirtiendo en una costumbre. A medida que pasa el tiempo, el sentimiento cambia de la lástima a la pena a la risa. Lo veo y me dan escalofríos, y pienso en lo cerca que estuvo de tener todo y me da lástima. Lo veo una vez más y me vuelven a dar escalofríos. Donde quiera que esté (ya se dónde es) y donde quiera que termine (el mismo lugar) una parte de mi le desea solamente lo mejor. A la otra le vale madres. 

Y le perdono la estupidez, la torpeza, la inmadurez, la ignorancia y la agresividad. Lo único que no le perdono es que los ojos sigan siendo los mismos, y los siga usando a su favor.

8 comentarios

Archivado bajo AGUA

8 Respuestas a “Los ojos

  1. M

    I couldn´t relate more. Me encanta.

  2. aaaah, ya sé quién es! pero no sabía que fuera tan metrosexual!
    me encantó lo del cardumen de peces grises!

  3. Zorobabel

    creo que también sé quién es. que diversión.

  4. glasswing

    hey! desaparecido! creo que sabes perfecto, me acuerdo de ese clamato en plaza de armas jaja

  5. S.

    Quien quiera que sea claramente no tenía la menor idea de quién eras tú, así que puede usar sus ojos tanto como quiera- ya perdió lo mejor que tenía.

  6. Zorobabel

    Lo peor de todo es que lo mejor para él, ayer-hoy-y-siempre- han sido sus muy toscanos zapatos cavalli, de preferencia rojos.

  7. Diana

    jaajajajaa me encantó!!!!!

  8. Pablo

    ya se quien es!!!!!!!! hahaaaaaa

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